Levante 3 - Almería 0

El pasado domingo, Christian Riganò recibía un cabezazo de Pablo (Atlético) que le mandaba directamente al Hospital 9 de Octubre. El delantero italiano no jugó ante el Villareal (3-0 para los amarillos) por temor a posibles réplicas de traumatismo craneoencefálico que sufrió. Pues buen, pocas veces el paso por un centro médico ha tenido efectos tan milagrosos sobre un ser humano. Riganò, que sólo sumaba un gol en Liga, hizo tres en 34 minutos, mandó una chilena al palo y dejó KO a un Almería que presumía de haber apretado la soga a Real Madrid y Barcelona en sus recintos sagrados. El milagro se hizo extensivo al Levante, que sólo había sumado un punto en diez jornadas e iba paso de convertirse en el peor equipo de la historia de la Liga. Pero, como dijo De Biasi, “los muertos se cuentan al final de la batalla”. Y este Levante parece resucitado. No es un dechado de virtudes técnicas Riganò. O, al menos, no es esa la fama que le precedía. Los informes decían que se trata del típico ‘9’ más fuerte que hábil, más listo que talentoso. Pero, este domingo, ha demostrado dominar bien todas las suertes propias de su puesto. A los 14 segundos, tras recibir un pase en profundidad que pilló a la zaga del Almería en el vestuario, definió con maestría ante la media salida de Cobeño. Es el gol más rápido de lo que llevamos de Liga. El Levante, cuya puesta en escena sorprendió al Almería, que imaginaba un partido a su ritmo, volvió a poner a prueba al meta visitante en el minuto 4 (Javi Fuego). Sólo entonces reaccionaron los de Unai Emery, pero el remate de Uche se fue a la madera. Incluso ahí fue superior el Levante, porque a un palo del Almería respondió él con dos: Savio (el que tuvo retuvo), y Riganò. Antes, el italiano ya había hecho otra muesca en su fusil: fue más listo que los centrales andaluces y se llevó un balón saltarín que empaló desde 25 metros a la red, con Cobeño quizá algo adelantado. Otro tipo de definición y otro gol. Y aún quedaba uno. En el minuto 34 (todo pasó muy rápido en la primera parte), una buena combinación entre Savio (el fútbol no ha sido justo con este hombre) y Riga dejó un balón franco para Riganò, a la altura del punto de penalti. Con sangre fría, el italiano la colocó con suavidad en la red, lejos del alcance de Cobeño. Sin saberlo, el ‘20’ del Levante hacía historia: era el primer jugador granota en hacer un ‘hat-trick’ en Primera. Y ahí se acabó el partido, jugador a todo trapo, sin ataduras tácticas; una delicia para el espectador y, sin duda, una de las peores pesadillas para los técnicos.El resto del duelo apenas tuvo historia. Emery, valiente, dio entrada a Negredo tras el 3-0, aunque fueron Crusat (al final del primer tiempo) y Natalio (en los inicios del segundo) los más insistentes. Pero Storari tuvo una tarde plácida, salvo en un buen remate del ex canterano madridista a 13 minutos del final. Aunque el Almería casi triplicaba a los locales en tiros a puerta, peligro, lo que se dice peligro, no creó. Sus ocasiones eran ‘sucias’, fruto de jugadas trabadas, atropelladas. ¿Y el Levante? Tranquilo, atrincherado en su campo, en espera de alguna contra. Y Riganò, a falta de trabajo en ataque, se dejó ver en defensa, echando un cable cuando hizo falta. Fue el hombre del partido, el hombre del milagro de un Levante que vuelve a respirar.

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